Secreto I
Busco en tus ojos lagrimeantes
en tus mejillas candentes
en los ángulos de tu cara
rastro alguno de esas noches en Paris
que compartimos fuera desta melancolía
Al mismo tiempo que tu mapeas mi espalda
marcando la x en el punto donde mis vértebras
desaparecen entre las sábanas
y enredas tus dedos en mi pelo
dejándolo caer en el lecho testigo de nuestros impulsos.
Los días sin vernos aumentaron las ansías de tenernos
aquí, juntos, solos, compartiendo la misma piel
somnolientos pero extrañanamente alerta
ante cualquier sonido proveniente del mundo real
que me distraiga de seguir explorando tu piel.
Y es que los errores que nos persiguen
no pueden cruzar el umbral de la puerta
son repelidos por nuestro inocente éxtasis
que empuña nuestras risas como espadas,
que guardan nuestro sueño bajo la bóveda estrellada.
¿Cuándo será el momento en que esta excepción se vuelva regla?
Cuando la necesidad de perder el control se haga constante
y en lugar de buscar soluciones reales a nuestro estado,
nos empeñaremos en buscar lo surreal
a fin de encontrarnos más cómodos en nuestra piel.